Pueblos y poesía

Elegantemente montado por un paisano ataviado con bombachas, botas de cuero y pañuelo al cuello, un solitario caballo acelera el paso en medio del sosegado paisaje natural que la pampa bonaerense conserva a unos 50 kilómetros hacia el sur de La Plata. La polvareda que levanta el galope arrastra una estela gris de tierra suelta sobre la recta de la ruta 11, apenas un detalle menor en este sector del Parque Costero del Sur. Bosques de tala, coronillo y  sombra de toro entretejen un ovillo con selvas en galería y médanos de conchilla para desplazar la vista franca del Río de la Plata. 
 

La refrescante franja verde de 75 kilómetros de largo y unos 5 kilómetros de ancho promedio se instala cómodamente en el horizonte. Sus tentáculos empiezan a mostrarse sin obstáculos alrededor de las calles periféricas de Magdalena y estiran sus dominios hasta la zona de Pipinas, donde la línea costera se tuerce abruptamente para trazar la bahía Samborombón.

Melodías al paso

Con el correr de la mañana, los tenues trinos de los pájaros serán el preludio de un ruidoso concierto al aire libre. Zorzales y cardenales salen disparados de las sombras del Parque para volar a baja altura junto a un contingente de aventureros, que avanzan en fila india por un sendero de trekking. Según se desprende del relato pausado del guía, el camino terminará de perforar el manto vegetal de 25 mil hectáreas y se erigirá en un perfecto mirador natural orientado hacia el río, la playa de arena del balneario El Pericón y el entramado de juncos y ceibos que corona la desembocadura de los arroyos. Esos escuálidos hilos de agua despedidos por la pampa húmeda hacia el río y suaves barrancas de piedra recortan la uniforme franja ribereña. Es un espléndido día de sol, el marco perfecto para que una multitud de mariposas bandera argentina se despegue de las hojas de coronillos y deleite los ojos de los visitantes con su aleteo celeste y blanco.

NOTA. Es especialmente en verano que andan en su esplendor las bandera argentina, justamente se celebra en febrero la Fiesta de la Mariposa.

La marea baja empuja las aguas amarronadas hacia el centro del río y la playa se transforma en un territorio cada vez más vasto para recorrer a pie y percibir los perfumes superpuestos desprendidos de las entrañas de la Reserva Mundial de Biosfera.

Otros habitantes del Parque están dispuestos a ofrecer más a las miradas de sorpresa que portan los forasteros, que siguen firmes oteando el panorama con binoculares y cámaras de fotos. Cada escala a lo largo del paseo depara el inusual encuentro cara a cara con un gato montés, algún venado de las pampas detenido a distancia prudencial, un roedor, un reptil o varias bandadas de las más de cien especies de aves registradas en la zona.

Desde sus vehículos, los pescadores más experimentados echan una mirada fugaz a este magnífico encuentro entre hombres y animales que sucede a pasos de la banquina y siguen de largo por la ruta 11 en dirección sur, llevados por la certeza de que el río Samborombón los gratificará con una buena faena de bagres, carpas, lisas y dentudos. Las aguas calmas del Río de la Plata también hacen su aporte a la buena pesca, con respetables ejemplares de pejerrey, moncholo y bagre de mar.Hotel legendario

El fraternal encuentro entre turistas y pescadores hace décadas que dejó de ser la animada romería que generaba la presencia del mítico hotel Argentino. Las ruinas de ese gigante de piedra, hoy reducido a una pila de escombros enmohecidos, es un impactante testimonio de los tiempos más promisorios que le tocaron disfrutar a Punta Indio, una añorada época de esplendor sostenida entre 1940 y principios de los 70, cuando sobrevino la debacle.

NOTA: Recientemente se terminó de demoler por razones de seguridad La zona logró recuperarse en parte de ese golpe y de otras profundas estocadas asestadas por la negligencia y la falta de controles en el Parque Costero del Sur: durante los años 90 se intensificaron la explotación indiscriminada de tala, coronillo y sombra de toro para la venta de leña, la extracción de conchilla (o espinal) con la excusa de rellenar la base de rutas mejoradas, el entierro de desechos de la actividad petrolera sobre la costa y el saqueo de las variedades rubia y negra de corvina, cuando los peces se disponían a desovar, por parte de barcos pesqueros.Al borde de la agonía de este valioso patrimonio natural, el largo proceso de recuperación logró generar a tiempo una conciencia conservacionista que se alcanza a percibir en buena parte de la zona de influencia del Parque. En Pipinas, la cooperativa Pipinas Viva recuperó para uso público el hotel y la pileta olímpica de la antigua cementera del pueblo y estableció ese lugar emblemático como punto de partida de un circuito rural -atravesado de punta a punta por las tradiciones y costumbres del hombre de campo-, que conjuga historia, pesca y otros perfiles del Parque Costero del Sur para admirar sin ningún apuro.

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar